La muerte de El caso, ocurrido en Montenegro, ha generado preocupación debido a las circunstancias excepcionales en las que se produjo. Según el testimonio de un familiar y reportes locales, Radonjic sufrió un ataque de pánico a 50 metros de altura, desató el arnés por cuenta propia y cayó mortalmente al agua tras gritar "¡Bájenme!". Este trágico desenlace ha planteado interrogantes sobre las condiciones de la práctica del parasailing y la preparación tanto de operadores como de usuarios.
El parasailing, también conocido como paravelismo, implica que una persona sea remolcada por una lancha mientras está sujeta a un paracaídas especial. A diferencia de otras actividades extremas, el parasailing implica vuelos controlados y generalmente cortos, dependiendo de las condiciones meteorológicas y de la experiencia del participante.
La seguridad en el parasailing se basa en la calidad de los equipos, la experiencia del operador y el estricto seguimiento de protocolos, incluyendo el uso correcto del arnés, la revisión de las condiciones climáticas y el cumplimiento de instrucciones previas al vuelo. Aunque las muertes son poco comunes, el parasailing conlleva riesgos que deben evaluarse antes de participar.
La Asociación Mundial de Parasailing ha identificado que la mitad de los incidentes están relacionados con cambios repentinos en el clima, mientras que más del 70% de los accidentes se deben a defectos en el equipo. Las condiciones psicológicas, como el miedo intenso o los ataques de pánico, también pueden jugar un papel crítico en la seguridad de la actividad.
Expertos y organizaciones vinculadas al parasailing recomiendan seguir pautas específicas para reducir al mínimo los riesgos y garantizar una experiencia recreativa y segura. El cumplimiento de estas recomendaciones, respaldadas por normativas internacionales, es fundamental para mantener la seguridad en la práctica de este deporte.